OPINIÓN-Elevemos los estándares

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Por: Rossana Vázquez Burciaga

Actualmente en política pareciera que nada está prohibido, las reglas no escritas, las convicciones y sobre todo el don de servir a la comunidad, es algo que con el paso de los años ha quedado atrás.

Hoy se persiguen intereses personales y mesquinos, de solo servirse y atender prioridades meramente personales.

Lo anterior ha ocasionado que cada vez más, quienes forman parte de grupos, estructuras o de círculos políticos, desean salirse, no participar o simplemente están desencantados de la realidad que vivimos en nuestro entorno.

Esta falta de motivación ocasiona que los llamados “falsos profetas”, se acerquen y vendan espejismos de esperanza.

En México desde tiempos remotos y por ser un país en su mayoría creyente y apegado a la religión, la esperanza forma un papel fundamental en el desarrollo de comunidades. Las y los ciudadanos, pueden tener un mal día, un mal presente o vivir en permanentenes problemas y es la religión, es decir: “la fé y la esperanza” lo que ha mantenido de pie a este país tan lastimado.

Por eso no es raro, que estos falsos profetas, ofrezcan la esperanza en sus discursos y en su manera de conducirse.

Derivado de esto y por los bajos estándares que tenemos actualmente en representaciones políticas, locales y nacionales, en donde pareciera que la preparación académica y política no es obligatorio; hoy por hoy es común leer en  notas periodísticas o redes sociales, que ciudadanos levantan la mano para ocupar cargos en la próxima contienda electoral.

Sin embargo, es indispensable que la sociedad en su conjunto sea exigente y eleve estándares en las representaciones políticas que elija, que la esperanza que le puedan ofrecer no sea lo que rija su decisión, sino la profesionalización de quienes dicen “amar a su pueblo”.

En días recientes la señora de la frutería me  comentó: Hoy cualquiera quiere ser presidente, mija”, a lo que respondí: “elevemos los estándares, Doña Marta”.