Por: El Papelerito
Más temprano que tarde comenzaría a fluir la espesa pus causada por una infección llamada Movimiento Ciudadano que, cual mezcla de gérmenes y tejido muerto, dañó casi irreversiblemente al municipio durante los últimos tres años.
Si bien el mal comenzó hace 8 años, fue el último trienio el que más laceró, o el que más se notó por la impericia del «alcalde» César Peña, así con minúsculas y entrecomillado, un personaje que bien pudo haber cambiado su vida y la de los parralenses con buenas acciones, pero prefirió la sumisión, la degradación y el efímero paso por la política que le hizo acreedor al distintivo del peor gobierno que ha tenido la Capital del Mundo, que no de lo bueno.
Las multicitadas obras no de mala, de pésima calidad con un edil pusilánime que jamás se atrevió a reclamar garantía alguna; con un gabinete incompetente y una fracción edilicia emecista que solo replicaban como merolicos lo que previamente les indicaban. Seguros estamos que hubo honrosas excepciones, pero no marcaron trascendencia.
César Peña se retira en medio de escándalos con argumentos inverosímiles como la desaparición de 2 millones 485 mil pesos producto de una supuesta extorsión en la que cayeron funcionarios de Tesorería un día cualquiera en el que, convenientemente, la titular no estaba en la ciudad, pero los ingenuos trabajadores municipales cayeron en la estafa de creer que por teléfono les ordenó estratosféricas transferencias.
¿Quién firmó la salida de esos recursos? ¿Quién autorizó en el sistema el traspaso electrónico? ¿Quién fue y lo depósito? ¿Cuál fue la justificación para darle salida al dinero? ¿Acaso Presidencia cuenta con alguna partida para extorsiones? ¿Hay algún funcionario bajo investigación o detenido o suspendido que esté «presuntamente» relacionado con estos hechos? ¿Es mera casualidad que al presidente municipal también le hayan robado de casa de sus familiares medio millón o millón y medio de pesos en efectivo? Son preguntas todas.
Pero el cuestionamiento más importante sería: ¿y donde estuvo la síndica todo este tiempo? ¿Supo Alma Portillo de la extorsión? ¿Preguntó Alma Portillo por esa extorsión? ¿Incluyó Alma Portillo en sus informes trimestrales el depósito irregular de 2.5 millones de pesos? ¿Cuestionó Alma Portillo el actuar irregular de los empleados de Tesorería? ¿O realmente ni cuenta se dio, lo que resultaría todavía más grave, además de increíble?
¿Y dónde estuvo la síndica con la nómina secreta de -se asegura- unos 150 aviadores, entre ellos, el Pimpón Loya, golpeador a sueldo de periodistas? ¡Ah, si! Alma Portillo no defiende reporteros, los demanda, los amordaza y los censura, por eso no vio nunca a ningún trabajador fantasma que cobrara -y bien, diría Paco Stanley- pero que jamás se apareciera en la alcaldía.
¿Y dónde estuvo la síndica cuando los policías municipales golpearon a un particular porque escoltaban al expresidente Lozoya? ¡Ah, si! Es el mandamás de MC, el partido que la llevó a la Sindicatura y a una diputación plurinominal. ¿Y dónde estuvo la síndica cuando un automovilista alcoholizado que acababa de pasar como si nada un retén antiebrios, atropelló y mató a un ciclista? ¡Ah, si! Los puntos de control desaparecieron tiempo después.
¿Y dónde está la síndica ahora? ¡Ah, si! A punto de ocupar una curul en el Congreso del Estado en premio a la mutis y a la ceguera y a un desempeño más gris que naranja.
Post data: A Dalila Villalobos no le dejan una vara muy alta, ni siquiera baja, sino más bien inexistente. Si la síndica electa tuviese que tomar una referencia de ese puesto, tendría que ser con ‘Carito’, no con la que le entrega esa oficina y que, ojalá, no le vaya a servir de espejo.